Sin duda alguna podríamos decir que la
música es el mayor don de la humanidad. Nada me detiene al expresar
esta idea ya que no hay ni una sola cosa que una canción no pueda
recuperar. A menudo siento el erizarse la piel cuando oigo lo que
denomino como la música apropiada. Esta puede resultar hermosa, puede
parecer estridente y a veces incluso insoportable, sin embargo
siempre acondiciona esa parte de ti con la que de algún modo "se
pone de acuerdo".
Son las leyes de este nuestro universo
las que me otorgan la razón, es la naturaleza común de todo lo que
nos rodea en esta realidad física. Si introducimos una cucharada de
azúcar en un vaso de agua, esta ultima actúa como disolvente y diluye
el azúcar como soluto. En poco tiempo los puentes de hidrógeno
enlazaran a si mismos el carbono del que se compone el azúcar creando
una nueva molécula donde su división será perfectamente
equilibrada, esto se hace llamar la ley de la concentración que
advierte que todos los puntos de una misma portaran exactamente el
mismo contenido de soluto hasta llegada la saturación.
Nuestro mundo esta mucho mas vivo de lo
que parece y todo esta en constante búsqueda de armonización, al
igual que las partículas de soluto de nuestro azúcar, la música se
esparce por el mundo influyendo sobre nosotros. Todas las cosas de
este nuestro universo se comportan de manera semejante, no importa
que sea un átomo o sencillamente un astro en órbita solar, mas simple
o mas complejo su comportamiento es extrañamente similar.
Este es el ejemplo musical de aquello a
lo que me vengo a referir. Todo un estadio de futbol es capaz de
ponerse de acuerdo para aplaudir al mismo tiempo ¿Como demonios es
posible? El secreto esta en un orden matemático, un argorismo que
desciframos al tiempo mismo de oírlo. Dicen que la matemática es
nuestro idioma mundial, pero sin duda alguna tuvimos que escuchar las
palabras adecuadas que nos explicaron que representaban cada una de
las cifras y signos matemáticos, sin esa explicación dicho idioma
que nos ayuda a transcribir a su lenguaje cualquiera de las cosas que
podemos percibir, quedaría banal. Cuando escuchamos un ritmo, nuestro
cuerpo responde y es capaz de seguirlo, pero sin embargo, hasta un
sordo puede llegar a sentir un ritmo pues no es tu oído quien
escucha, si no tu mente, como al igual ocurre con cualquiera de los
órganos sensoriales.
La estimulación sensorial recorre
nuestros nervios y son descifrados por nuestra gran computadora
química, donde allí se nos hace interpretar lo que hemos percibido.
Sin embargo, la música, esa mezcla de
sonidos hermosos u a veces estridentes son interpretados por nuestra
mente, pero una vez mas ocurre el gran fenómeno...
Toda nuestra naturaleza tiende al
equilibrio y el ritmo corresponde también a este orden. Las
vibraciones que producen las ondas sonicas son transportadas por el
aire percutiendo contra todo lo que encuentran a su paso,
incluyéndonos por supuesto a nosotros. En cualquiera de los casos
esta percusión continua hasta que la fuerza cinética que han
generado desaparece, pero no olvidemos en esto, que la energía no
desaparece, se transforma.
Es así que cuando la música nos
encuentra, a menudo nos transforma a nosotros. Obligados de manera
inconsciente a descifrar ese argorismo llamado ritmo, nuestro cuerpo
responde poniéndose en equilibrio.
Un estudio a cerca de las ondas
cerebrales propuso la estimulación mediante sonidos. El resultado
fue asombroso, ya que imitando el ritmo de dichas ondas en otros
cerebros humanos que experimentaban el sueño, no solo consiguió
adormecer a un sin fin de sujetos o dormirlos, si no que incluso los
pacientes con declarado insomnio quedaron plácidamente dormidos.
Sucesivos estudios exploraron que incluso el latido de nuestro
corazón suele buscar un equilibrio rítmico. Si prolongamos un cálido
abrazo, nuestros corazones se encuentran y buscan la armonización
donde ambos se ponen de acuerdo para latir al unisono. Sin duda el
sonido puede acondionarnos y a día de hoy son muchos los que no
soportan el tic-tac del despertador, tanto como aquellos que no
pueden dormir sin ese sonido constante en el silencio casi absoluto
de la noche. Sin embargo, un grupo algo mas pequeño han substituido
dicho despertador por un aparatejo que emite un sonido binaural que
les induce al sueño.
Como pueden ver, van desde pequeños
sonidos a grandes piezas musicales, pero esta armonia rítmica se
esparce sin respetar fronteras y aunque los chinos hace años
interpretaron que la música era un arma demasiado poderosa para ser
entregada al pueblo lo cierto es que fallaron en su contención y
ahora la música es libre y nuestros músicos invaden nuestros cuerpos
y mentes influyendo en los corazones de todos los que queremos
escuchar.
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