miércoles, 30 de abril de 2014

Sonidos en el universo



Sin duda alguna podríamos decir que la música es el mayor don de la humanidad. Nada me detiene al expresar esta idea ya que no hay ni una sola cosa que una canción no pueda recuperar. A menudo siento el erizarse la piel cuando oigo lo que denomino como la música apropiada. Esta puede resultar hermosa, puede parecer estridente y a veces incluso insoportable, sin embargo siempre acondiciona esa parte de ti con la que de algún modo "se pone de acuerdo".
Son las leyes de este nuestro universo las que me otorgan la razón, es la naturaleza común de todo lo que nos rodea en esta realidad física. Si introducimos una cucharada de azúcar en un vaso de agua, esta ultima actúa como disolvente y diluye el azúcar como soluto. En poco tiempo los puentes de hidrógeno enlazaran a si mismos el carbono del que se compone el azúcar creando una nueva molécula donde su división será perfectamente equilibrada, esto se hace llamar la ley de la concentración que advierte que todos los puntos de una misma portaran exactamente el mismo contenido de soluto hasta llegada la saturación.
Nuestro mundo esta mucho mas vivo de lo que parece y todo esta en constante búsqueda de armonización, al igual que las partículas de soluto de nuestro azúcar, la música se esparce por el mundo influyendo sobre nosotros. Todas las cosas de este nuestro universo se comportan de manera semejante, no importa que sea un átomo o sencillamente un astro en órbita solar, mas simple o mas complejo su comportamiento es extrañamente similar.
Este es el ejemplo musical de aquello a lo que me vengo a referir. Todo un estadio de futbol es capaz de ponerse de acuerdo para aplaudir al mismo tiempo ¿Como demonios es posible? El secreto esta en un orden matemático, un argorismo que desciframos al tiempo mismo de oírlo. Dicen que la matemática es nuestro idioma mundial, pero sin duda alguna tuvimos que escuchar las palabras adecuadas que nos explicaron que representaban cada una de las cifras y signos matemáticos, sin esa explicación dicho idioma que nos ayuda a transcribir a su lenguaje cualquiera de las cosas que podemos percibir, quedaría banal. Cuando escuchamos un ritmo, nuestro cuerpo responde y es capaz de seguirlo, pero sin embargo, hasta un sordo puede llegar a sentir un ritmo pues no es tu oído quien escucha, si no tu mente, como al igual ocurre con cualquiera de los órganos sensoriales.
La estimulación sensorial recorre nuestros nervios y son descifrados por nuestra gran computadora química, donde allí se nos hace interpretar lo que hemos percibido.
Sin embargo, la música, esa mezcla de sonidos hermosos u a veces estridentes son interpretados por nuestra mente, pero una vez mas ocurre el gran fenómeno...
Toda nuestra naturaleza tiende al equilibrio y el ritmo corresponde también a este orden. Las vibraciones que producen las ondas sonicas son transportadas por el aire percutiendo contra todo lo que encuentran a su paso, incluyéndonos por supuesto a nosotros. En cualquiera de los casos esta percusión continua hasta que la fuerza cinética que han generado desaparece, pero no olvidemos en esto, que la energía no desaparece, se transforma.
Es así que cuando la música nos encuentra, a menudo nos transforma a nosotros. Obligados de manera inconsciente a descifrar ese argorismo llamado ritmo, nuestro cuerpo responde poniéndose en equilibrio.
Un estudio a cerca de las ondas cerebrales propuso la estimulación mediante sonidos. El resultado fue asombroso, ya que imitando el ritmo de dichas ondas en otros cerebros humanos que experimentaban el sueño, no solo consiguió adormecer a un sin fin de sujetos o dormirlos, si no que incluso los pacientes con declarado insomnio quedaron plácidamente dormidos. Sucesivos estudios exploraron que incluso el latido de nuestro corazón suele buscar un equilibrio rítmico. Si prolongamos un cálido abrazo, nuestros corazones se encuentran y buscan la armonización donde ambos se ponen de acuerdo para latir al unisono. Sin duda el sonido puede acondionarnos y a día de hoy son muchos los que no soportan el tic-tac del despertador, tanto como aquellos que no pueden dormir sin ese sonido constante en el silencio casi absoluto de la noche. Sin embargo, un grupo algo mas pequeño han substituido dicho despertador por un aparatejo que emite un sonido binaural que les induce al sueño.

Como pueden ver, van desde pequeños sonidos a grandes piezas musicales, pero esta armonia rítmica se esparce sin respetar fronteras y aunque los chinos hace años interpretaron que la música era un arma demasiado poderosa para ser entregada al pueblo lo cierto es que fallaron en su contención y ahora la música es libre y nuestros músicos invaden nuestros cuerpos y mentes influyendo en los corazones de todos los que queremos escuchar.



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