Francia
03/01/2012 (Paris)
En un
balcón frente a los jardines de marte, William toma un café
observando la grandeza de la famosísima torre. Las vacaciones han
resultado ser mas estresantes de lo que en un principio se había
planeado. Como de costumbre pasa, al final todo se va amontonando
para los últimos días y ni siquiera había ido al cementerio
Père-Lachaise para presentar respetos ante la presencia funeraria de Jimm Morrison. Aunque dentro de sí, sabía que algo se le
olvidaba, algo que era importante, algo que le hacía recordar buenos
momentos.
Tras
salir del hostal, decidió dar un paseo por los jardines de marte y
divagar sin preocupaciones al tiempo que escuchaba "heart of
gold" en el mp3. El tiempo pasaba muy rápido ya que los buenos
momentos parecen desvanecerse de inmediato aunque figuren en el
almanaque como días enteros. Se martirizaba a si mismo pues pronto
estaría de vuelta en España envuelto en su rutina de trabajo.
William trabajaba montando armarios de chapa, por lo que tenia las
manos llenas de cortes. El odiaba su trabajo y todo lo que le rodeaba
en el, Desde luego, no era lo que se podía nombrar como una persona
satisfecha , ya que constantemente se comparaba con los demás.
De
pequeño su compañero de mesa en el colegio era un chico, hijo de
padre empresario. Ya en el colegio el niño sabía que ni tan
siquiera le hacía falta estudiar, sencillamente, tenía la vida resuelta. Aquellas ideas contaminaban el corazón de William comiéndole desde dentro.
Al
poco, se vio caminando por el campo santo intentando evadirse y
despreocuparse unos instantes. Jim Morrison siempre fue su figura
idílica. El le escuchaba a todas horas ya desde muy niño, su música
era capaz de envolverlo y hacerle viajar, transmitirle sensaciones
que son francamente difíciles de explicar. Siempre había deseado ir
a verle y ahora estaba allí a pocos metros de su tumba sin poder
dejar de un lado el avión que tendría que coger pasadas unas horas
y el a donde le llevarían.
Llegó, vio la gran losa y la lapida que hacía de soporte de unos floreros
además de ser el alojo de la chapa metálica con el resalto:
"James
Douglas Morrison 1943-1971 "Kata ton daimona eautou".
Will
sabía exactamente la traducción del epitafio final, significaba
–cada cual con su propio demonio -. En esos momentos sintió algo
muy especial, la típica sensación que se siente momentos antes de
la inspiración, y los momentos tras la perpetración de la misma,
una sensación extraña, que merma entre la vulnerabilidad y la
fortaleza de la personalidad, una sensación que suele ser destruida
por la concienciación del mismo estado, pero que cuando se desvanece
siempre deseamos hacerla regresar, pero que sin duda, nunca
olvidamos.
Abrió
los ojos en la oscuridad a la luz de las estrellas y vio el mismo
campo santo pero cubierto por el manto de la noche. La situación
pareció haberse equivocado ante sus ojos, por lo que la sorpresa
apareció en su rostro.
-¿¡Qué
demonios...?!- se dijo al tiempo que observaba a su alrededor.
El
aleteo de un ave se movió en la noche, lo que le estremeció. No era
la oscuridad, ni siquiera el cementerio, no se sentía cobarde por su
"miedo". La falta de los recuerdos que le llevaron a esa
situación era lo que le hacía sentir así.
-No
me duele nada- se decía interiormente al son del coro de insectos.
Una
silenciosa ave nocturna de tipo lechuza se posó sobre la tumba del
rememorado vocalista. La imagen entró en el campo visual de William
que saltó de inmediato. Luego observó con detenimiento el plumaje amorronado y negruzco que poseía su también observador compañero.
-¿Por
qué me miras así?- preguntó el ave.
Will
abrío los ojos de forma casi cómica así también hinchó el pecho
como si fuera a llenar un globo. Luego, resopló y cerró fuertemente
los ojos, dándose convicción de lo que estaba pasado.
-¿No
recuerdas nada, no es así?-
-¿Qué?...¿Cómo?...¿Explícame por favor?-respondió desde el mar de dudas que navegaba.
-Hay
que tener cuidado con lo que se desea, a veces, esto trae malas
consecuencias, en cualquier caso, pronto averiguarás todo aquello
que pueda decir-
-No
entiendo nada ¿Qué quieres decir con eso?-
-Que
no voy a decir mucho, nada que no podáis ver con vuestros ojos, pero
voy a preguntar una cosa-
-¿Qué
quieres preguntarme?-
-Dependiendo
de la respuesta, ocurrirá una cosa u otra, así pues, es momento de
elegir-
-Creo
que lo entiendo, aunque no se las consecuencias-
-Lo
sé, pero las cosas están así- La lechuza hijo un gesto, inclinando su cabeza hacía su observador y dio la impresión que fruncía el ceño.
-Vale-
-¿Si
fueras un pescador, cuál sería la mejor captura?¿Si fueras
campesino, cuál la mejor cosecha? ¿Si fuerais artesano, cuál la
mejor obra?, ¿Si fueras cazador, cuál la mejor presa? ¿Si fueras
monje, la mejor oración?-
William
pensó con mucho detenimiento y estuvo a punto de errar con una
respuesta inmediata. A punto de responder una a una con sus
preferencias personales, pero decidió que no todos los dias le
hablaba una lechuza frente a la tumba de Jim Morrison, por lo que
seguro que merecía la pena responder algo "mejor". En ese
momento volvió a contemplar el epitafio "cada cual con su
propio demonio" y tuvo una revelación.
-La
que fuese mía o me correspondiera- respondió con gran decisión.
El ave
pareció expresar una mezcla de orgullo y decepción cuando respondió
imperiosamente.
-Tienes
suerte de no haber respondido ninguna necedad, pues son muchas
fábulas las que advierten de nuestros poderes, el zurrón de oro
reventó y el pez de los deseos murió, también el hombre que cargaba
el cofre se ahogó y todavía ignoro si el burro tocaba la flauta,
pero hoy, probablemente hayas descubierto, que al menos una lechuza
habla. Me han llamado de muchas formas, las mas conocidas por vuestra
cultura son Lucifer, Satanás, Azrael...y hoy podría ofreceros
muchas cosas, pese a vuestra condición. El hombre que no necesita
mas que lo que tiene, es feliz siempre...tu no me necesitas- Finalizó
al tiempo que emprendió el vuelo.
Mucho
pensó en ello tras la vivencia y a menudo pensaba en qué abría
pasado si...qué le abría ofrecido si...habría sido mejor si...
pero lo que si es cierto es que siempre sonrió ante sus "capturas",
"cosechas", "obras", "presas" u
"oraciones". A decir verdad, siempre sonreía.
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