Tumbado
en la cama de mi habitación intento conciliar un sueño profundo. Me
siento dividido, una parte de mi desea dormir plácidamente sin
soñar, pasar una noche tranquila en la que ninguno de mis
sentimientos afloren.
Al
cerrar los ojos, sueño contigo, cada instante es un regalo el cual
mi mente no entiende, pues no llega a la comprensión debida. A veces
al despertar siento que el sueño es real, pero esto solo dura unos
segundos, después soy devuelto a la realidad.
Cierro
los ojos y sueño contigo cada noche, a veces te busco entre la
muchedumbre de una calle principal, donde todos caminan sin prestar
atención alguna a donde ponen sus pies. Tropiezan conmigo y no puedo
encontrarte mas se perfectamente que en algún lugar de esa calle me
esperas dibujando una sonrisa preciosa.
Un
hombre enchaquetado tropieza conmigo mientras habla por su teléfono
móvil. Me mira un instante con expresión de despecho y reanuda la
marcha sin escucharme hablar.
La
agonía y la euforia ante la impotencia de no poder encontrarte, se
apoderan de mi envolviéndome hasta el ultimo resquicio de mi ser. En
ese momento una voz me habla:
-estoy
contigo amor-
Sobresaltado
me despierto con las sabanas pegadas a mi piel. El sudor resbala por
mi cara al igual que las lagrimas. ¿he sentido pánico? No tuve esa
suerte, era un sentimiento de verdadera tristeza. Hace mucho tiempo
mi hermano me habló de la tristeza. El tenia mucha razón, al decir
que lo mas difícil de conseguir, era un sentimiento de verdadera
tristeza pues solo será este el que te hará sentir vivo. Vivo en
sueños para morir al despertar y verme solo en una cama demasiado
grande que ya hace tiempo que no nos alberga a ambos. Estoy solo.
Al
transcurrir el día me suceden varias fases. Cuando estoy solo es
cuando peor me siento...mas triste y a veces pienso en ti...a decir
verdad, siempre pienso en ti. Hay momentos en los que imagino que me
escuchas, como ahora que te escribo esta carta deseando que allí
donde estés, esperándome con tu sonrisa perfecta puedas leerla,
puedas sentirla o que sencillamente estés aquí sentada a mi lado,
aunque yo no pueda verte...En cualquier caso daría cualquier cosa
para que al menos por un solo momento vinieses aquí y me dieras un
ultimo beso, un te quiero y para finalizar, me dijeras que aguardas
al otro lado del mas allá deseando el fin de mis días tanto como yo
para que volvamos a estar juntos.
A
menudo pienso en el mito de Orfeo. El entonó una cancion capaz de
conmover a los dioses para que le diesen una oportunidad, no obstante
yo no soy capaz de hacer tal cosa. No hay cosa que no diese por poder
estar contigo, por eso quiero que entiendas que ya que mi voz es tan
simple y vana para los dioses, y mis lagrimas solo son escuchadas por
mi almohada, debo hacer esto.
No
estoy seguro de como ha llegado a mí, por eso mismo le he dado
importancia. Quizás sea algún tipo de broma de alguien con el más
negro sentido del humor que conozco, no obstante el libro es real y
muy antiguo. Esta noche entonaré una canción parecida al canto de
Orfeo y sin duda deseo con todas mis fuerzas que funcione. Espero que
lo entiendas amor mio, no puedo estar sin ti.
Tras
repasar y descifrar el extraño libro de nigromancia, he tenido que
esperar casi dos meses para que las condiciones climatologicas sean
las exactamente nombradas en el hechizo. Sin duda, la locura y la
obsesión por volver a verte me están consumiendo, pero no importa
lo que tenga que hacer si existe una posibilidad de poder verte, de
poder saber si detrás de este velo que cubre mis ojos, si
desprendiéndome de mi cuerpo, podré estar contigo.
El
cementerio está desierto y yo dispongo las velas en un pentaculo que
he gravado frente a tu tumba. En su centro deposito un cacillo donde
introduzco una foto tuya y un coletero. Tras iniciar el ritual, una
cerilla comienza a transformar tu retrato en meras cenizas. Continuo
el canto sin detenerme, y durante más de media hora, un inaudible
balbuceo suplica tu audiencia y entonces una densa y antinatural
niebla comienza a envolverme. Soy consciente. Ha funcionado.
-Amor
mio- me dices con una triste mirada justo antes de comenzar a reír
completamente
desnuda te difuminas en la niebla, aun así tus ojos azules como el
mar resaltan entre lo blanco del paisaje.
-¿Estas
aquí?- Digo sin poder cerciorarme de la realidad.
-¿Como
lo has hecho?- Comienzas a casi reir al tiempo que intentas tocarte.
-No
lo se- Respondo aun sin dar crédito de lo que veo.
Un
fuerte viento a comenzado a soplar y una de las velas se apagan. Tu
comienzas a desaparecer y yo ardo en histeria. No importa que vuelva
a encender la vela, ya no importa cuantas veces murmulle el cántico
nigromantico, tu no vuelves conmigo.
Al
volver a casa por la mañana, me siento muy cansado pero sin duda mi
alma está alegre. Todo cuanto he pedido se ha cumplido gracias a un
libro que apareció en mi escritorio de la noche a la mañana. No
importa quien lo haya puesto allí, no importa que clase de persona o
ser del mas allá sea. Le doy las gracias, ahora se que mi esposa me
está esperando y que sin duda tengo que ir con ella.
Un
revolver del calibre 38. Es extraído del cajón de mi armario.
Encañonándome la cabeza y cerrando fuertemente los ojos afirmo en
voz alta:
-Allí
voy amor mio- Y la mancha de sangre oscura se esparce por las
cortinas y el cristal de mi ventana. Mi cabeza se deja caer con un
golpe húmedo pero estrepitoso sobre el libro negro que había dejado
justo donde lo encontré. En pocos minutos mi sangre le ha cubierto
completamente y sus empapadas paginas no volverían a ser leídas por
ningún mortal.
Temo
decirte una cosa, cielo mio. Por mas que te busco aquí abajo, no doy
contigo. Al acabar con mi vida me he convertido en asesino, al
convocarte, violé las leyes naturales. No se como pude esperar
poder encontrarme contigo por estos medios. Sin embargo, no te
preocupes esposa mía, una vez más he encontrado una posibilidad de
poder verte. Ahora que cielo e infierno nos separan, solo hay una
forma.
Se
que no te gustará la idea, pero hay una vacante entre los demonios.
Dicen que un tal Asmodeo a muerto y que yo puedo ocupar su lugar. Tan
solo haciendo que otros acaben aquí abajo como yo, esa lechuza podrá
llevarme junto a ti. Tan solo cuando todos los mortales hayan
concebido las normas del infierno, tan solo cuando cielo e infierno
sean uno y el plano material deje de existir, podremos estar juntos
por siempre. Espero que lo entiendas, espero que sepas que lo hago
por nosotros...
No
te adelantes a los hechos que ni tan siquiera debes controlar. El
resultado no es siempre el que se espera, más no tuerzas el destino
en tus obsesiones, siempre hay que saber cuando dejarlo.
-Cada
cosa a su momento, cada cual con lo que le toca-
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